Biografias

Juan Velasco Alvarado

Militar del ejército con influencia socialista que ejerció el poder de la nación peruana mediante un golpe de estado cuando el país se encontraba en una crisis económica severa.


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presidente juan velasco alvarado


El General EP Juan Francisco Velasco Alvarado (Piura 1910 - Lima 1977), fue uno de los presidentes peruanos más importantes del siglo XX, y uno de los más controvertidos y polémicos, tanto por la forma en que llegó al poder -mediante un golpe de estado- como por su legado, que transformó el rostro social del Perú. Su gobierno, por ser una dictadura militar, condicionó formas, resultados y límites de las reformas sociales que se propuso. Su llamada revolución fue una por decreto, verti­cal y desde el poder, aunque con masivo e innegable respaldo popular. El gobierno de Velasco (1968-1975) hasta hoy se encuentra muy presente en el imaginario histórico peruano. Casi todas las investigaciones o decisiones políticas sobre el país toman como referencia el Perú de Velasco. Sectores de izquierda reivindican su propuesta de transformación social, al mismo tiempo que sectores de derecha acusan su gobierno de antidemocrático y autoritario, así como su fracaso en materia económica, especialmente con su Reforma Agraria. A favor o en contra, es imposible obviarlo o no reco­nocer su influencia.

Velasco Alvarado nació en el seno de una familia humilde, trabajadora y numerosa en Castilla, en la calurosa Piura al norte del Perú un 16 de junio de 1910. Hijo de Juan Velasco y Clara Alvarado, estudió la primaria en el Centro Escolar Nº 12 y la secundaria en el famoso colegio San Miguel de Piura, donde también había estudiado el piurano Luis Miguel Sánchez Cerro, quien, en 1930, daría un golpe de estado contra el gobierno del pre­sidente Augusto B. Leguía.

Alumno aplicado, aunque sin dinero para comprar libros, -debió co­piar en sus cuadernos los libros que le prestaban sus compañeros-, conoció desde muy niño la pobreza, la injusticia y la discriminación, hechos que lo marcarían para siempre, debiendo desempeñar algunos oficios para ayu­dar a su familia como el de lustrabotas, como él mismo recordaba. Al ter­minar su formación secundaria en 1927, optó por seguir la carrera militar, seguramente por vocación, así como por considerarla como una forma de progresar en la vida. Sin recursos ni apoyo para postular a la Escuela Militar de Chorrillos que quedaba en Lima, se embar­có, en 1929, como polizonte en un barco que estaba de paso en el puerto de Paita rumbo a la capital. Al llegar, se enroló como soldado raso hasta que pudo con mucho esfuerzo postular a la Escuela, alcanzando el más alto puntaje, graduándose en 1934 con honores debido a su rendimiento académico y militar. Desde allí fue avanzando en la jerarquía militar hasta llegar a General de Brigada en 1955 y, finalmente, General de División en 1965. Previamente en 1962, había sido Agregado Militar a la Embajada del Perú en Francia y, en 1968, llegó a Comandante General del Ejército y a Presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú, todo por sus propios méritos, llegando a ser un oficial querido y respetado en su entorno por su liderazgo natural, honestidad, sinceridad y vocación de justicia, más que por méritos intelectuales o académicos, especialmente cuando se desempeñó primero como instructor y, posteriormente, como director de la Escuela Militar de Chorrillos.

En su vida personal, contrajo matrimonio con la dama Consuelo Gonzales Posada, con quien tuvo 4 hijos: Teresa, María, Juan y Francisco, este último decidió seguir sus ideas y reivindicar su nombre políticamente.

El Perú previo a su ascenso al poder estuvo marcado por una gran crisis económica, social y política durante el primer gobierno de Fernando Be­laúnde Terry (1963-1968) y vinculado a cierto entreguismo a los EE.UU. que sería la justificación perfecta.

Toda la historia del Perú del siglo XIX y de parte del siglo XX está plagada de golpes de estado de militares que se sentían con derecho a go­bernar por haber participado en diversas guerras, porque aún ideas de democracia y ciudadanía no estaban bien insertadas, pero principalmente por ansias del poder. El caso de Velasco fue gestándose de una manera diferente. Un cambio importante en la historia del militarismo peruano fue la tendencia a la "profesionalización" de los oficiales a partir de la segunda mitad del siglo XX, especialmente en el CAEM (Centro de Altos Estudios Militares) fundado por el general EP José del Carmen Marín Arista y la Escuela Superior de Guerra, donde el nuevo oficial "intelectual" se entrenaba en planificación, geopolítica, economía, sociología, etc., lo que poco a poco, después de estudiar la política peruana y realidad nacional, lo llevó a sentirse deliberante político y preparado para efectuar tareas de gobierno. Analizaban lo que consideraban políticas entreguistas y lesivas a los intereses nacionales por parte del gobierno de Belaúnde, formándose un grupo de trabajo en torno al liderazgo del general Velasco, proponiéndose tomar el poder para ejecutar un plan de gobierno de drásticas reformas sociales y económicas con un total enfoque nacionalista.

Si bien Velasco más que un intelectual era el líder de este grupo con un innegable amor a la patria, varios de los oficiales que lo acompañaron eran coroneles que venían de medios andinos y rurales donde convivieron con la pobreza y la exclusión, algunos eran quechua hablantes, habían ma­nejado tropas, y varios habían sido sus alumnos o subordinados. Habían leído a José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, José María Arguedas y a Ciro Alegría, y habían sido alumnos u oyentes de Jorge Basadre, José Castro Pozo, Virgilio Roel y Augusto Salazar Bondy. Tenían influencia del Partido Aprista, la Democracia Cristiana, el Movimiento Social Peruano y de la Teología de la Liberación. Varios eran de ideas progresistas, algunos de izquierda, y habían visto el idealismo de guerrilleros a quienes habían combatido. Este entorno se reuniría en el COAP (Comité de Asesoramiento al Presidente), pasando a ser posteriormente ascendidos a generales y designados como Ministros de Estado.

Como se sabe, el golpe de estado se produjo la madrugada del 2 al 3 de octubre de 1968 aprovechando el vacío de poder a causa del próximo cambio de gabinete ministerial, así como el descontento popular a raíz de la pérdida de la famosa "página 11" (que formaba parte de un Contrato entre el gobierno de Belaúnde y la International Petroleum Company, donde aparentemente el petróleo se vendía por debajo del precio del mercado para beneficiar a esta firma).

El Perú de fines de los sesenta era muy diferente al de ahora: una gran cantidad de población andina y campesina se encontraba en condiciones deplorables de pobreza e ignorancia, sin derechos ciudadanos, sin parti­cipación en la sociedad, con su cultura despreciada y bajo la explotación y opresión por parte de grandes hacendados. En este régimen casi feudal, la tierra, la fuerza de trabajo e incluso la propia vida no pertenecían a los campesinos, víctimas del servilismo, violencia, violaciones, asesinatos y una vida casi en esclavitud totalmente imposible de sostener. Muchas haciendas tenían celdas donde los campesinos eran amarrados y torturados.

Al principio, el gobierno de Velasco fue de popularidad y prestigio y, si bien era un gobierno autoritario, vertical, sin participación civil en sus Gabinetes Ministeriales, no democrático y sustentado en las armas, se le consideraba interesado en defender y representar a las mayorías necesitadas en un contexto de nacionalismo, presentándose como honesto, muy interesado en la moral pública y ponderando la recuperación de la soberanía nacional. En este contexto, el hecho más impactante de su gobierno fue, sin duda, la denominada Reforma Agraria que, buscando reivindicar a los ex­plotados campesinos peruanos, fue un fracaso económico, debido a la falta de acompañamiento técnico, reforma que hasta la fecha sigue causando influencia en la sociedad peruana y se sigue estudiando académicamente. A través de sus políticas, el gobierno de Velasco definitivamente le cambió el rostro social al Perú, dotando de identidad y orgullo a los descendientes de la población originaria peruana (andina y amazónica) y afroperuana que estaban privados de derechos, en indefensión, excluidos y explotados en un país que social y culturalmente trataba de ser occidental y ocultaba a los descendientes de su civilización, que termina siendo una de las 6 cunas de la Humanidad. Su discurso era nacionalista, anti oligárquico y a favor de la independencia económica, reivindicando el pasado histórico, el idioma quechua, el indigenismo, siendo el precursor Túpac Amaru el símbolo de su régimen. En 1971, le tocó presidir la conmemoración del Sesquicente­nario de la Independencia del Perú con la inauguración de monumentos, museos, publicaciones (como la Colección Documental del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, no superada hasta el momento). La creación del Instituto Nacional de Cultura (que tuvo una vigencia institucional de 39 años) fue uno de los más importantes logros en favor de la institucionalidad cultural peruana, promoviendo elementos culturales populares anteriormente relegados como la música, danza y arte peruanos, así como ampliando la infraestructura cultural peruana como nunca antes se hizo. Asimismo, se puede citar la Reforma de la Educación, de la Administración Pública, los esfuerzos para reducir brechas sociales, el fomento de la parti­cipación popular, la búsqueda de redistribución de la riqueza, la nacionalización de recursos, la política de defensa, la política exterior liderando a los "no alineados" entre otras medidas.

Velasco había señalado en varias oportunidades que el general de división EP Francisco Morales Bermúdez Cerruti, uno de los oficiales más inteligentes y destacados de su generación y que no había participado del golpe de 1968, iba a ser su sucesor, hecho que no terminaba de darse, asimismo no existía la figura vicepresidencial. Con la salud muy deteriorada sobre todo después de la amputación de una pierna, aislado por un grupo de personas con intereses, muchísimos desaciertos, un fuerte desgaste político, represión, control de medios de comunicación, crisis económica creciendo, huelgas por necesidades no satisfechas, fue relevado a la fuerza del mando del país el 29 de agosto de 1975, por quien sería el continuador de su obra, en ese momento Presidente del Consejo de Ministros, aprovechando una ceremonia de conmemoración de la reincorporación de Tacna a la patria.

El 26 de diciembre de 1977, dos días después de su fallecimiento, se
realizaron los funerales de Velasco en la Catedral de Lima previamente a su entierro en el Cementerio El Ángel. El cortejo, que tenía un carácter oficial y reservado solo para autoridades, se convirtió en un acto masivo con alrededor de 800,000 personas que repletaron las calles, a pesar de ser Navidad, pugnando por acercarse y cargar el ataúd del líder fallecido. El suyo no fue un gobierno legítimo, pero terminó siendo legitimado por el pueblo.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]



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