Cuatro elementos esenciales para fomentar la creación de entornos inclusivos dentro de las organizaciones.

Desde la perspectiva arquitectónica, la integración laboral implica la concepción de entornos de trabajo que sean accesibles y acogedores para todos, sin importar sus habilidades o discapacidades. Esto abarca la instalación de rampas, ascensores, áreas adaptadas y tecnologías accesibles para asegurar que cada empleado pueda desempeñar sus funciones de manera efectiva y cómoda. Además, se busca crear un ambiente que promueva la diversidad y la igualdad, estableciendo así un lugar de trabajo inclusivo para todos.

En este contexto, Paola Portilla, Jefa de Operaciones de Tgestiona, destaca cuatro contribuciones fundamentales que las empresas deben considerar para mejorar la inclusión en el entorno laboral:

1. Accesibilidad física: Diseñar espacios que sean accesibles para todas las personas, contemplando elementos como rampas, elevadores, pasillos amplios y baños adaptados para garantizar la movilidad de aquellos con discapacidades físicas.

2. Diseño universal: Aplicar principios de diseño universal para que el entorno sea funcional para la mayor cantidad posible de personas, independientemente de sus habilidades o características específicas.

3. Tecnología accesible: Integrar tecnologías que faciliten la participación e interacción de personas con diversas habilidades, como dispositivos con interfaces adaptables, software accesible y sistemas de comunicación inclusivos.

4. Cultura inclusiva: Fomentar una cultura organizacional que celebre la diversidad y promueva la inclusión. Esto implica políticas de recursos humanos inclusivas, programas de sensibilización y capacitación para el personal, creando un ambiente donde todos se sientan valorados y respetados.

"Una empresa con espacios inclusivos puede atraer una diversidad de talento, enriqueciendo el entorno laboral con perspectivas, habilidades y experiencias variadas. El talento humano diverso tiende a ser más creativo e innovador, lo que se traduce en un mejor rendimiento y una mayor capacidad de adaptación a un entorno empresarial en constante cambio", enfatiza la especialista.

Por lo tanto, la inversión en espacios de trabajo inclusivos no solo es ética, basada en la inclusión social y los derechos humanos, sino que también ofrece beneficios tangibles para el éxito a largo plazo de las empresas, como una reputación de marca positiva. Las empresas que priorizan la inclusión suelen ganar una buena reputación en la sociedad y entre los consumidores, generando lealtad del cliente y una imagen de marca sólida.

Las reuniones y lluvias de ideas son esenciales y efectivas en la búsqueda de mejoras y soluciones para los espacios existentes o la implementación de nuevos ambientes. La empatía y el respeto son valores fundamentales que todo profesional y empresa deben cultivar.