Dos pandas embajadores de China llegan a BerlÃn
Un menú compuesto por varios kilos de bambúes, un colchón mullido y cuidadores atentos: BerlÃn hizo todo lo posible por mimar a los dos pandas que recibió este sábado procedentes de China y que se convertirán en embajadores del paÃs asiático en Alemania.
Un menú compuesto por varios kilos de bambúes, un colchón mullido y cuidadores atentos: BerlÃn hizo todo lo posible por mimar a los dos pandas que recibió este sábado procedentes de China y que se convertirán en "embajadores" del paÃs asiático en Alemania.
La hembra Meng Meng, o "Pequeño sueño", y el macho Jiao Qing, "Pequeño tesoro", llegaron al aeropuerto de Schönefeld sobre las 15H30 (13H30 GMT), tras un vuelo de 12 horas desde su China natal en el que hicieron una pequeña escala en la ciudad rusa de Novosibirsk.
Tras abrir la bodega del avión, después de un aterrizaje televisado en directo por varios canales alemanes, una enorme pata negra asomó por una de las jaulas.
El primer saludo de Meng Meng en Alemania provocó un largo "¡oh!" del centenar de funcionarios alemanes y chinos y de los periodistas reunidos en un cobertizo cercano, donde siguieron esa llegada digna de las grandes estrellas y participaron en una ceremonia de presentación oficial de los nuevos inquilinos del zoo de BerlÃn, alquilados al gobierno chino.
- Groguis -
Pero los pandas, visiblemente groguis, permanecieron tendidos en el suelo de sus jaulas, hechas en metal y plexiglás, sin preocuparse por el público y las decenas de periodistas.
El macho fue el único en despertar durante la ceremonia, cuando el embajador de China en Alemania se acercó demasiado a su jaula. En ese momento, el panda gigante se enderezó sobre sus patas, soltó un enorme rugido y empezó a golpear la pared de plástico, provocando miedo y risas entre los asistentes.
"Esta noche los cuidadores chinos y alemanes se quedarán con ellos, no habrá muchas personas a su alrededor, es importante, vamos a procurar que se tranquilicen, que pasen una buena noche, que coman y se hidraten", explicó Andreas Knieriem, director del zoo de BerlÃn.
La primera salida pública de los dos pandas tendrá lugar dentro de una decena de dÃas, en presencia de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente chino Xi Jinping, antes de la apertura de la cumbre del G20 en Hamburgo (norte). Serán los únicos osos de su especie en el paÃs europeo.
El viaje a BerlÃn de estos dos animales, considerados como tesoros nacionales en China, constituye un nuevo episodio de la "diplomacia de los pandas" instaurada por PekÃn para mantener buenas relaciones con otros paÃses. China ya ha enviado a estos embajadores especiales a una docena de paÃses.
"China tiene claramente un problema de imagen en Europa y el hecho de dar pandas es una forma muy inteligente y sencilla de conquistar los corazones", opina Bernhard Bartsch, de la Fundación Bertelsmann.
- Plaza Panda -
En el zoo de BerlÃn, Meng Meng y Jiao Qing dispondrán de un cuidador propio que acaba de efectuar unas prácticas en Chengdú, la capital mundial de los pandas.
Mundialmente famoso gracias al oso polar Knut, fallecido en 2011, el zoo de BerlÃn ha invertido más de nueve millones de euros para acondicionar "la Casa de los Pandas", apodada el "Panda Plaza", en referencia al hotel de lujo.
Los dos animales, que hasta ahora no se habÃan conocido, tendrán a su disposición un "túnel del amor", lejos de las miradas y de los smartphones para retozar en paz. Pero tendrán que darse prisa: la hembra panda sólo es receptiva al macho de 24 a 48 horas por año, explica Jérôme Pouille, experto mundial en pandas.
Aunque el zoo de BerlÃn aspira a acoger el nacimiento de un bebé panda, Pouille avisa: "No hay que esperar a tener una crÃa antes de tres años en el mejor de los casos".
Para los 21 zoológicos que alquilan pandas en el mundo, el negocio no es siempre tan rentable como piensan, a pesar de la venta de productos derivados: gorras, tazas, peluches, etc.
El de BerlÃn pagará cada año un millón de dólares (920.000 euros) por el alquiler de estos pandas durante 15 años.
Importar bambú cuesta decenas de miles de euros al año y, en caso de nacimiento de un bebé, el contrato de locación prevé nuevos pagos a los chinos, recuerda Pouille.
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