Desde Duisburgo (Alemania) (AFP)

La ciudad china de Alemania busca una nueva dirección ante aumento de tensiones

Duisburgo se hacía llamar con orgullo la ciudad china de Alemania por sus fuertes vínculos con el gigante asiático. Pero ahora busca desesperadamente un cambio de imagen ante las tensiones geopolíticas que hacen tambalear las relaciones entre Berlín y Pekín.

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Vista aérea del muelle de contenedores del puerto de Duisburgo, ciudad industrial del oeste de Alemania, en una foto de archivo del 8 de mayo de 2020 - AFP/AFP/Archivos
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Duisburgo se hacía llamar con orgullo la "ciudad china" de Alemania por sus fuertes vínculos con el gigante asiático. Pero ahora busca desesperadamente un cambio de imagen ante las tensiones geopolíticas que hacen tambalear las relaciones entre Berlín y Pekín.

Ubicada en el cinturón industrial del óxido, en el oeste de Alemania, y en declive durante largo tiempo, Duisburgo recibió con los brazos abiertos la promesa durante una visita del presidente Xi Jinping de convertir esta ciudad en una parada clave de la nueva "Ruta de la Seda" china.

Al poco tiempo, multitudes de trenes de mercancías de la segunda economía mundial estaban llegando a la ciudad, el segundo mayor puerto interior del mundo, donde también florecieron todo tipo de iniciativas vinculadas a China.

Pero la escalada de la tensión geopolítica provocada por la invasión rusa de Ucrania generó temores en Alemania sobre una excesiva dependencia con relación a Rusia y China.

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El canciller alemán Olaf Scholz (D) y el primer ministro chino Li Qiang (I) en una conferencia de prensa el 20 de junio de 2023 en Berlín (AFP/AFP)

La principal economía europea también adoptó posturas más duras contra Pekín, su primer socio comercial, en asuntos como la creciente presión que ejerce China sobre la isla autogobernada de Taiwán.

La frialdad se siente en esta ciudad de medio millón de habitantes: se terminó un acuerdo con la empresa de telecomunicaciones china Huawei y el gigante del transporte de mercancías Cosco abandonó su participación en un proyecto portuario.

El representante para China de Duisburgo, la única ciudad alemana que cuenta con tal puesto, insiste que el gigante asiático continúa siendo un socio importante, pero reconoce que los tiempos están cambiando.

"Había una especie de euforia por China después de la visita" de Xi, cuenta Markus Teuber en una entrevista para la AFP en el ayuntamiento.

Pero "la situación política global es diferente y no va a cambiar rápidamente. No será igual a como era hace tres o cuatro años", explica.

- Vientos de cambio -

Duisburgo, en el noroeste de Alemania, es un microcosmos del cambio que está ocurriendo a nivel nacional ante el incremento de tensiones con Pekín.

La poderosa industria alemana constituye de lejos la mayor inversión en China de cualquier país europeo.

Solo cuatro de sus empresas --las automovilísticas Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz y la química BASF-- representan un tercio de la inversión europea en el país asiático entre 2018 y 2021, según un estudio de la firma de investigación independiente Rhodium Group.

Pero en el primer trimestre de este año, las exportaciones alemanas a China se desplomaron un 12% respecto al mismo periodo de 2022.

Las grandes empresas se ven afectadas: las ventas de Volkswagen y BASF cayeron en el primer trimestre, por ejemplo.

"Europa y Alemania se alinean más con Estados Unidos. A ojos de China, se contemplan más como aliados de Estados Unidos", explica el economista de ING, Carsten Brzeski, a la AFP.

"Ya sea consciente o inconscientemente, hay más recelo a la hora de comprar productos hechos en Alemania actualmente", afirma.

Esto se suma a otros factores que están poniendo en apuros la relación económica, como la fabricación de productos industriales en China que compiten con los alemanes, agrega.

- Riesgos previsibles -

En Duisburgo, uno de los proyectos más importantes y a la vez más controvertidos fue el acuerdo con Huawei, una firma que levanta inquietudes de seguridad en los países elecciones.

Las autoridades municipales y la compañía firmaron un memorando de entendimiento en 2017 para transformar Duisburgo en una "ciudad inteligente", pero el acuerdo se dejó expirar a finales del año pasado.

El acuerdo no generó ningún resultado tangible y terminó más por motivos "técnicos" que "políticos", insiste Teuber.

Otra iniciativa que despertó atención fue la participación de Cosco en un importante nuevo proyecto en el puerto, el Duisburg Gateway Terminal.

En junio de 2022, transfirió su participación al propietario del puerto, una transacción que según el grupo Duisport, que reúne al propietario y a otras empresas implicadas, aseguró que "no tenía un trasfondo político".

A pesar de la incertidumbre geopolítica, una treintena de trenes de mercancías conectan cada semana Duisburgo con destinos chinos. El trayecto, de hasta unos 15 días, es más rápido que el envío por mar.

Este flujo es menor a los 60-70 trenes semanales durante la pandemia, cuando el cierre de los puertos impulsó la demanda de transporte ferroviario, pero similar al existente antes del covid.

Las autoridades destacan ahora que los aproximadamente 200.000 contenedores que viajan anualmente hacia y desde China representan una pequeña fracción de los cuatro millones que transitan por su puerto cada año.

Pero la ciudad no quiere cerrar la puerta a Pekín. Teuber insiste que la ciudad sigue abierta para hacer negocios con el gigante asiático y que las delegaciones chinas reanudaron sus visitas en los últimos meses una vez terminado el aislamiento por la pandemia.



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