La voraz cochinilla amenaza desde los árboles de Guayaquil hasta el banano ecuatoriano
Los árboles están deshojados y marchitos en Guayaquil, una de las ciudades más violentas de América Latina y donde los escasos parques son oasis preciados. La culpa es de la cochinilla algodonosa, un voraz insecto que devora especies endémicas.
Los árboles están deshojados y marchitos en Guayaquil, una de las ciudades más violentas de América Latina y donde los escasos parques son oasis preciados. La culpa es de la cochinilla algodonosa, un voraz insecto que devora especies endémicas.
Su proliferación amenaza incluso a emblemáticos cultivos como el de banano, del cual Ecuador es el mayor exportador mundial.
Samanes, ceibos, guayacanes -claves en el control de la erosión de la tierra- son algunos de los ejemplares afectados por este insecto parásito y blancuzco que se incrusta entre las ramas como copos de nieve.
El guayaquileño John García recuerda que hasta 2019 podía gozar de sombra natural mientras caminaba por el jardín de la ciudadela Kennedy, en el norte de Guayaquil.
"Ahora es un parque muerto. Aquí había vida silvestre, aves, muchas iguanas", dice a la AFP el fotógrafo de 61 años bajo el sol inclemente de la ciudad portuaria.
Según el municipio, la cochinilla (Maconillicoccus hibiscus) "hace 10 años atacó en Colombia" y "en 2023 fue muy evidente en nuestro país".
Su expansión fue extremadamente difícil controlar durante la pandemia de covid-19 y el confinamiento en 2020.
- "Eso jamás pasaba" -
El núcleo comercial de Ecuador es una urbe sumida en la violencia del narcotráfico, y las pocas zonas verdes son muy apreciadas como espacio de esparcimiento para sus 2,7 millones de habitantes.
Alarmadas, autoridades locales y asociaciones de vecinos trabajan para frenar la plaga que también ataca al banano, mango y cacao, según expertos.
Un grupo de mujeres se reúne para limpiar y tratar la vegetación enferma.
"Si nosotros no tomábamos (el) asunto, los próximos árboles que se iban a morir eran los olivos negros", una especie introducida que se caracteriza por su longevidad y belleza, sostiene María Fernanda Baquerizo, representante del Club de Jardinería de la urbanización Castelago, en el sector exclusivo de Samborondón, vecino a Guayaquil.
En las jornadas participan unas diez mujeres, capacitadas por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) para implementar acciones sin químicos contra la cochinilla.
Primero identifican los árboles infectados y luego los someten a endoterapia, que consiste en inyectar el tronco con insecticidas sistémicos que penetran todos sus tejidos.
Ellas trabajan desde hace más de 30 años en el cuidado medioambiental y usan métodos naturales para "no matar a los animales, cuidar el medio ambiente" y proteger su propia vida, cuenta Baquerizo.
La cochinilla provoca un efecto en cadena que golpea a los ecosistemas alrededor, constata el fotógrafo García.
"Se me despelucó el cuerpo porque vi a una iguana comiendo de la basura. Eso jamás pasaba aquí", comenta.
- Banano en la mira -
La entomóloga Miriam Arias, de la UEES, alerta sobre el impacto de la cochinilla en el banano de Ecuador, el mayor exportador mundial de esa fruta.
Cuando están contaminados, los racimos son rechazados "porque no puede ir ninguna cochinilla, ni viva ni muerta (...) en un cargamento para el exterior", explica la experta.
La agricultura y la industria representaron en 2022 para Ecuador un 38% de las exportaciones no petroleras ni mineras, según la Federación Ecuatoriana de Exportadores. El principal rubro fue el banano, con ventas por 3.268 millones de dólares.
El riesgo está en que la dispersión de la plaga es antropogénica. Es decir, "una hojita (infectada) se nos puede pegar en la ropa (...) Puede ser fácilmente transportada. Una sola hojita va llevando 500 huevecillos y eso al cabo de pocos meses se multiplica", explica Arias.
Ante el creciente problema, la alcaldía de Guayaquil realiza endoterapia a los árboles. Previo a las inyecciones limpian las plantas con agua y jabón a presión para franquear la capa blancuzca, permitiendo así una mejor penetración de insecticidas y fertilizantes.
Según el director municipal de Ambiente, Adrián Zambrano, los resultados han sido positivos en un 80% y aspiran a que en un plazo de dos años puedan "tener un control total de la plaga en la arbolada de Guayaquil".
- Ni poda ni fumigación -
En 2021 se descubrieron otras cochinillas invasoras en Ecuador (Crypticerya multicicatrices y Crypticerya genistae) que fueron controladas con un protocolo que sirvió para evitar su proliferación en Colombia.
El remedio: la mariquita Novius punicus, un insecto que habita en el país y ataca a la plaga.
"Estas cochinillas en ninguna parte del mundo han sido controladas exitosamente con insecticidas, ha sido el fracaso", sostiene Arias.
"El mejor control es el biológico", mediante la cría, multiplicación y liberación de mariquitas (Novius punicus) y avispas (Anagyrus kamali), estas últimas capaces de combatir a la cochinilla rosada, agrega.
Pero las alcaldías "no lo hacen, prefieren fumigar en las noches y envenenar al pueblo", se queja la experta.
Su colega Natalia Molina coincide: "Los municipios no se toman en serio las recomendaciones de no fumigar, de no podar", dice.
"La dispersión de esta plaga va a llegar a los cultivos de importancia comercial", advierte.
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