Londres, capital internacional del divorcio
Puede que Las Vegas sea el lugar más divertido para casarse, pero Londres parece el mejor para liquidar matrimonios de todo el mundo, y el divorcio de un empresario malasio y una reina de la belleza refuerzan esa impresión.
Puede que Las Vegas sea el lugar más divertido para casarse, pero Londres parece el mejor para liquidar matrimonios de todo el mundo, y el divorcio de un empresario malasio y una reina de la belleza refuerzan esa impresión.
Una ola de millonarios chinos, rusos, estadounidenses y europeos, la mayoría empleados en el sector financiero, eligen poner fin a sus matrimonios ante un juez inglés (el sistema legal británico está descentralizado y Escocia e Irlanda del Norte son diferentes a Inglaterra y Gales).
No todos son tan ricos como el malasio Khoo Kay, con un patrimonio de, como mínimo, 400 millones de libras (640 millones de dólares, 500 millones de euros) y su esposa Pauline Chai, cuyos 1.000 pares de zapatos y las 22.000 libras mensuales que necesita para su Rolls Royce y su chófer hacen las delicias de la prensa amarilla.
Pero sobre todo, su caso ha atraído atención sobre un fenómeno que ha convertido a un puñado de abogados londinenses especialistas en divorcio en personas casi tan ricas como sus clientes.
Un juez de la Alta corte de Londres decidió este viernes que el divorcio de Chai y Peng tras 40 años de matrimonio puede dirimirse en Londres, como pretendía la antigua Miss Malasia, y al revés de su marido, que quería que fuera exclusivamente tratado por la justicia de su país.
Como Chai vive en Inglaterra --en una mansión en las afueras de Londres rodeada por un parque de más de 400 hectáreas-- sus abogados sostenían que el caso tiene que ser juzgado aquí.
"Me encanta que el juez haya reconocido mi conexión con este gran país", dijo Chai. "Estoy encantadísima de que yo, mis hijos y mis zapatos hayamos encontrado aquí un hogar".
Así, el divorcio podría dar lugar a la sentencia más onerosa nunca emitida en Inglaterra, dada la longevidad del matrimonio.
El récord lo ostenta el oligarca ruso ya fallecido Boris Berezovsky, que se cree que tuvo que pagar 220 millones de libras a su exesposa Galina Besharova en 2011, aunque la cifra no se hizo pública.
- 'La respuesta es el dinero' -
¿Qué es lo que hace a Inglaterra un destino tan atractivo para los divorcios?
La abogada Sandra Davis, del bufete Mishcon de Reya, que representó personalmente a la princesa Diana y a Jerry Hall -ex de Mick Jagger-, entre otros casos de divorcio, cree que las cortes inglesas son muy generosas con las demandantes.
"Inglaterra se ha convertido en un lugar muy atractivo para las esposas, porque las indemnizaciones son considerablemente más altas que en ningún otro lugar del mundo. En consecuencia, es una jurisdicción que el creador de riqueza quiere evitar"
"La respuesta es el dinero", dijo Elizabeth Hicks, socia del bufete Irwin Mitchell. "En el caso de un matrimonio largo, el punto de partida en Inglaterra es '¿por qué no dividir a parte iguales los bienes?'".
Las cortes inglesas parten de la base de que los bienes matrimoniales se reparten a partes iguales, para beneficio del cónyuge más desfavorecido, generalmente la esposa. Es algo que contrasta con otros muchos países de Europa y se traduce en unas compensaciones que no se ven en ningún lugar.
En consecuencia, el cónyuge más pobre "tiene que moverse como un rayo" para asegurarse de que el caso se dirime en Londres, explicó Richard Collins, socio del bufete Charles Russell, antes de en otro país en el que la pareja tenga residencia.
Otro factor es que las cortes inglesas no tienen la obligación de reconocer los acuerdos prematrimoniales, que se suelen firmar para proteger del divorcio al cónyuge más rico, a diferencia de los tribunales de la mayoría de estados de Estados Unidos.
Eso no significa que necesariamente los ignoren. Katrin Radmacher, heredera alemana de un imperio de comunicaciones, sentó precedente en 2010 al conseguir en segunda instancia que se tuviera en cuenta el acuerdo prenupcial, rebajando así de 5 millones de libras a 1 millón la compensación a pagar a su exmarido, el francés Nicolas Granatino.
Los jueces ingleses tienen además en cuenta muchos más elementos a la hora de calcular el patrimonio de los litigantes, algo que favorece generalmente al más pobre (o menos rico).
Hicks explicó que en Italia, por ejemplo, un tribunal que examinara el divorcio de un empresario no tendría en cuenta el valor de sus empresas.
Los millonarios no son los únicos extranjeros que se divorcian en cortes inglesas.
Aunque hay miles de casos legítimos al año, el mes pasado se supo que 179 parejas italianas que nunca vivieron en Inglaterra falsearon su residencia para evitar los engorrosos procesos de divorcio en los tribunales de su país.
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