Los gazatÃes acusan a Egipto de causar estragos con una canalización
En cuanto aparecieron socavones y grietas en los campos de labranza y en las carreteras del sur de la Franja de Gaza, los palestinos empezaron a desconfiar y creen que se deben a una canalización subterránea utilizada por Egipto -dicen- para inundar la frontera.
En cuanto aparecieron socavones y grietas en los campos de labranza y en las carreteras del sur de la Franja de Gaza, los palestinos empezaron a desconfiar y creen que se deben a una canalización subterránea utilizada por Egipto -dicen- para inundar la frontera.
Nadie ha visto el supuesto conducto y El Cairo no ha confirmado su existencia.
Pero tanto las autoridades como los habitantes lo tienen claro, y atribuyen los hundimientos del terreno y los hoyos en este paisaje semidesértico a una misteriosa canalización. Están convencidos de que los egipcios desvÃan el agua del mar Mediterráneo para derramarla en la zona tampón.
Su objetivo -afirman- es arruinar la red de túneles construidos por los palestinos en la frontera por la que, según El Cairo, transitan armas y combatientes hacia el SinaÃ, donde las fuerzas de seguridad egipcias combaten a los rebeldes yihadistas.
Imposible acceder a la frontera sur de la Franja de Gaza sin el visto bueno de los hombres armados del movimiento islamista Hamas, que dirige este territorio. A lo lejos se divisan las columnas de humo levantadas por los bombardeos egipcios contra los yihadistas.
Bajo un invernadero de plástico, algunos palestinos intentan extraer grandes volúmenes de agua del fondo del túnel.
Con el agua hasta las rodillas y en medio del fango, intentan apuntalar los muros. "Hay lodo por todas partes", se queja uno de ellos que, al igual que sus compañeros, no quiere revelar su nombre. "Antes aquà trabajaban 100 personas todos los dÃas, ahora todo eso se ha acabado".
- 'Una catástrofe' -
Este túnel estaba destinado -afirman- al transporte de mercancÃas hacia este territorio sometido desde hace diez años al bloqueo de Israel, y desde hace casi tres también por parte de Egipto.
A diferencia de los túneles con finalidad militar que desembocan en Israel, estas galerÃas hicieron las delicias durante años de los contrabandistas palestinos y egipcios.
Egipto no distingue entre los túneles "comerciales" y los "militares". Desde 2013, su ejército destruyó cientos de éstos.
La inundación de la zona tampón ha causado parte de los derrumbes de túneles que desde enero mataron a por lo menos 15 palestinos, entre ellos 11 combatientes de Hamas.
El Cairo no comenta las actividades de su ejército en la frontera, pero asegura que no están destinadas a perjudicar a los palestinos.
Los defensores de los derechos humanos afirman que, del lado egipcio, más de 3.000 familias fueron expulsadas por la fuerza y miles de viviendas destruidas para la creación de la zona tampón.
El silencio de Egipto alimenta las sospechas y los rumores entre los palestinos, que desde la Franja de Gaza no consiguen ver más que un campamento militar.
El impacto va más allá de lo comercial o militar. "No es más que el principio y ya es una catástrofe", se alarma Osama Abu Nogira, un ingeniero encargado de la salud y el medio ambiente en el ayuntamiento de Rafah.
- Imposible vivir -
Nogira muestra una fotografÃa (cuya autenticidad no se ha podido verificar) de una canalización metálica de un metro de diámetro que presuntamente discurre a lo largo de 11,8 km, a entre 20 o 25 metros bajo el suelo y que en algunas zonas está agujereada para -según los gazatÃes- dejar salir el agua.
La napa freática, ya de por sà contaminada en un 97%, podrÃa acabar inutilizable por completo este año, afirman las autoridades palestinas de este territorio donde el acceso al agua potable es un verdadero problema de sanidad pública.
Un tercio de los depósitos de agua de la gobernación de Rafah, su reserva agrÃcola y una importante red de infraestructuras se hallan cerca de la frontera. La red eléctrica, vial y de tratamiento de las aguas amenaza con desplomarse como un castillo de naipes, según Nogira.
"Vivir en la gobernación de Rafah, de 230.000 habitantes, va a ser imposible", advierte.
Faruq Breika habla de todo ello con cierta amargura. "Antes (recuerda este agricultor de 73 años) bebÃamos agua del pozo y cocinábamos con ella. Ahora no sirve ni para la agricultura".
Desde hace meses, dice, "la tierra está impregnada de agua salada. La producción de pepinos pasó de ocho a tres toneladas". El problema es que con el aislamiento de Gaza "no tenemos ningún otro sitio a donde ir".
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