Macron no logra convencer a la UE del control de las inversiones chinas
El presidente francés, Emmanuel Macron, no logró este viernes en su primera cumbre europea convencer a sus socios de dar más poder a Bruselas para controlar las inversiones extranjeras, especialmente chinas, con el objetivo de proteger sectores estratégicos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, no logró este viernes en su primera cumbre europea convencer a sus socios de dar más poder a Bruselas para controlar las inversiones extranjeras, especialmente chinas, con el objetivo de proteger sectores estratégicos.
Tras una larga discusión en la mañana, los mandatarios de los 28 países europeos reescribieron incluso las conclusiones que habían previsto adoptar sobre la cuestión para reducir sensiblemente su alcance ante la presión de algunos países del sur.
El nuevo jefe de estado francés "defendía claramente esta propuesta, pero otros resistieron", comentó una fuente europea, que citó a Portugal, Grecia y España, países que a su juicio necesitan dinero para "sacar la cabeza fuera del agua" y que temen un freno a las inversiones extranjeras.
Otros países del bloque más comprometidos con la apertura de los mercados, como los nórdicos, expresaron sus "dudas" al respecto.
La propuesta de Macron, apoyada discretamente por Berlín, tenía especialmente como objetivo a los inversores chinos, cuyo apetito por las empresas industriales punteras europeas preocupa especialmente en el bloque desde hace años.
Por sus adquisiciones, a las empresas chinas, en ocasiones públicas, se las acusa de hacerlas a un precio más bajo y de manera desleal con conocimientos y tecnología claves.
En 2016, Alemania y la UE sólo pudieron constatar, impotentes, la transferencia de tecnologías "made in Germany" durante la compra del fabricante alemán de robots industriales Kuka por parte del gigante chino de electrodomésticos Midea por 4.600 millones de euros.
Es una cuestión "políticamente muy sensible", confesó el martes la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, que defiende una UE abierta y librecambista.
"La competencia justa es preferible a la ley de la jungla", insistió Macron al término de la cumbre, durante una rueda de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel.
- "Europa abierta, no a la venta" -
En realidad, las conclusiones de la cumbre, tal y cómo se reescribieron durante la mañana y adoptaron los líderes, ya no invitan a la Comisión a hacerse cargo de la cuestión en nombre de los 28, como estaba previsto.
El término "control" ("screening", en inglés) de las inversiones desapareció además directamente del texto final.
Según la fuente europea, el ejecutivo comunitario estudiará no obstante la cuestión en las próximas semanas a iniciativa propia. Su presidente, Jean-Claude Juncker, debería además referirse a ello en su discurso sobre el estado de la Unión en septiembre.
"Personalmente, comparto por completo el punto de vista del presidente de la República francesa", "quiero tener una Europa abierta, no una Europa a la venta", aseguró el presidente de la Comisión.
Los dirigentes europeos llamaron también este viernes a defender "un comercio abierto y multilateral" y a "combatir el proteccionismo", al tiempo que se felicitaron por los instrumentos de defensa comercial de la UE para responder a las prácticas "injustas" de terceros países.
Bruselas, responsable en nombre de los 28 de la política comercial, lanzó hace meses una reforma de su legislación, especialmente con el objetivo de luchar contra el 'dumping' chino en el sector de las materias primas.
Los nuevos textos prevén un sistema de cálculo modernizado de los derechos 'antidumping' y permitirán adoptar sanciones más duras contra las prácticas abusivas.
- Ánimos de Pekín -
Pese a estas conclusiones comunes, los 28 no logran ponerse de acuerdo en el ámbito comercial, entre defensores del libre comercio y los partidarios de una política comercial más protectora.
El proteccionismo defendido por el presidente estadounidense, Donald Trump, la amenaza creciente del 'dumping' chino y la oposición de los ciudadanos a los tratados de libre comercio negociados por la UE, como el de Canadá (CETA), polarizaron las posiciones europeas estos meses.
"La división es entre aquellos que quieren primero un comercio libre y aquellos que privilegian reglas justas", resume un diplomático europeo.
La respuesta china a las conclusiones de la UE no tardó en llegar. La cancillería indicó que su país continuaría "animando a las empresas chinas a invertir en la UE" y "pidiéndoles el respeto de las leyes y los reglamentos locales".
"Esperamos también que la UE pueda ofrecer un entorno seguro, justo e imparcial a las empresas chinas dispuestas a invertir y que tienen sus negocios" en el bloque, declaro Geng Shuang, portavoz del ministerio.
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