Toneladas de peces muertos en el rÃo Óder hunden el turismo en región de Polonia
Con el rostro demacrado por el cansancio, Piotr Wloch escruta la corriente del Óder desde el lado polaco de este rÃo fronterizo con Alemania que arrastró toneladas de peces muertos por la contaminación. Sus barcas para turistas yacen ahÃ, inmóviles y vacÃas.
Con el rostro demacrado por el cansancio, Piotr Wloch escruta la corriente del Óder desde el lado polaco de este rÃo fronterizo con Alemania que arrastró toneladas de peces muertos por la contaminación. Sus barcas para turistas yacen ahÃ, inmóviles y vacÃas.
Después de que esa contaminación de origen aún desconocido destruyera la vida fluvial, su pequeña empresa de paseos en barco, situada en Cigacice, cerca de Zielona Gora (oeste), ha visto cómo sus reservas caÃan un 90%, como la actividad de numerosos empresarios de la región.
"Solamente ahora me doy cuenta de la magnitud de lo que ha ocurrido" declara a la AFP. "Ayer, dormà todo el dÃa, porque estaba deprimido, incapaz de moverme", relata.
- 300 toneladas de peces muertos -
En el pequeño puerto turÃstico de Cigacice, bomberos en canoa neumática siguen recogiendo peces muertos, mientras los empleados de los servicios de protección del medioambiente extraen muestras de agua para analizarla.
El olor de pez muerto es intenso. Entre 200 y 300 kilos de peces han sido sacados en Cigacice durante estos dos últimos dÃas, sobre un total de 300 toneladas en el Óder desde principios de agosto, según las autoridades polacas y alemanas.
Y el muelle sigue vacÃo.
"Todo el mundo tiene miedo (...) La vida se ha detenido", se lamenta Lukasz Duch, director de la base de ocio de Cigacice.
"Antes de la contaminación, en un buen fin de semana, a Cigacice llegaban entre 5.000 y 10.000 turistas", asegura. "Este lugar estaba lleno de vida (...) Ahora, las empresas no ganan nada en temporada alta".
Aunque las primeras señales de contaminación aparecieron en el Bajo Óder a fines de julio, la zona de Cigacice fue golpeada el 8 de agosto.
Miles de peces muertos empezaron a flotar en el agua. En toda la región, habitantes y bomberos locales acudieron a limpiar el rÃo. El gobierno solo reaccionó el 12 de agosto, lo que le valió una ola de crÃticas de parte de las autoridades locales y de la vecina Alemania.
"Si hubiéramos tenido esta información dos semanas antes, nos habrÃamos preparado", explica Wojciech Soltys, alcalde de Sulechow, municipio del que depende Cigacice.
El Óder nace en la República Checa y de allà pasa a Polonia, donde marca la frontera natural con Alemania antes de desembocar en el Báltico. Hasta fines de los años 1990 estaba extremadamente contaminado, herencia de la industria de la época comunista.
En 1997, tras una masiva inundación, el rÃo se limpió, y la gente volvió a acercarse a sus orillas.
Piotr Wloch impulsó ese movimiento. "Hemos trabajado mucho para que la gente viniera a bañarse, a disfrutar. En los años 80 y 90, el rÃo tenÃa un aspecto terrible".
"Hoy, la gente vuelve a tener miedo del rÃo, va a ser difÃcil restablecer la confianza", opina Wloch con tristeza
"El Óder se parece a un canal de desagüe industrial", constata por su lado Krzysztof Fedorowicz, propietario de un viñedo situado en Laz, a un kilómetro del rÃo.
- Bomba de relojerÃa -
Él, como muchos otros, temÃan ya una catástrofe.
"El Óder era una bomba de relojerÃa. SabÃamos muy bien que numerosas instalaciones industriales en Silesia vertÃan directamente al rÃo desagües", afirma, culpando de ello a los servicios estatales.
Las autoridades polacas y alemanas estiman que esta catástrofe podrÃa estar vinculada a una mini alga tóxica, cuya aparición habrÃa sido provocada por vertidos de residuos industriales del lado polaco.
"La contaminación descontrolada ha conducido a una cadena de acontecimientos difÃcilmente imaginable", explica el profesor Grzegorz Gabrys, jefe del departamento de zoologÃa de la Universidad de Zielona Gora.
"Además de los peces, hemos observado la muerte de numerosos organismos, como las almejas. Si se confirma que todos estos organismos han desparecido del ecosistema, las consecuencias de la catástrofe podrÃan extenderse sobre varios años", advierte.
Según él ante los desafÃos climáticos, la antaño frase célebre de Bill Clinton, "¡la economÃa, idiota!" deberÃa ser hoy "¡la naturaleza, idiota!"
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