Beber Agua para Vivir
Nuestro cuerpo está compuesto por un 50 a 70% de agua. El porcentaje de agua varía de acuerdo con el sexo, la edad y la composición corporal. En el cuerpo los músculos tienen mayor concentración de agua que la grasa, es así que una persona delgada tiene más cantidad de agua que una persona obesa del mismo sexo y edad; además los hombres tienen mayor cantidad de agua que las mujeres por razones genéticas de distribución y cantidad de grasa.
El agua es indispensable para que nuestro organismo funcione correctamente. El agua como es disolvente, disuelve y transporta nutrientes y otros materiales por todo el cuerpo, con esto permite que cada célula y cada órgano realicen su función correctamente.
El agua además nos ayuda a digerir los alimentos y a hacerlos llegar al interior de las células, saca a su vez los productos de desecho, es un medio donde ocurren las funciones bioquímicas básicas de la célula como el metabolismo celular, permite que se envíen los mensajes eléctricos entre las células como las neuronas y las células musculares; el agua nos permite regular la temperatura corporal, cuando transpiramos y nos permite lubricar tejidos, etc.
El agua en nuestro cuerpo está distribuida en un 75% en el interior de las células y el 25% restante en los demás líquidos corporales como la sangre, la linfa, el fluido de las articulaciones, la orina, el fluido intersticial que está entre las célula, las secreciones corporales como el sudor, el fluido seminal y los fluidos vaginales.
El agua en nuestro organismo se utiliza de la siguiente manera:
850 a 1200 ml se pierden en la respiración y en la transpiración
600 a 1600 ml se pierden en la orina
50 a 200 ml en las heces
Es decir que necesitamos entre 1500 a 3000 ml de agua.
¿Y de donde obtendremos el agua?
Obtenemos agua, bebiendo agua pura y de los alimentos como los vegetales, las frutas, las carnes, los lácteos, etc.
Entonces un adulto promedio, saludable en un clima templado y con una alimentación adecuada y bien balanceada que no esté transpirando copiosamente, puede obtener agua suficiente bebiendo cuando tiene sed. No obstante, el trabajo bajo presión, el estrés, el ejercicio físico moderado a intenso, una alimentación deficiente, una enfermedad crónica o un ambiente caluroso pueden llevarnos a consumir rápidamente el agua que tenemos y a requerir una mayor ingesta de la misma.
Tengamos presente que los niños y los ancianos son personas más vulnerables a los cambios y que se deshidratan fácilmente y casi siempre tienen dificultad para comunicar su malestar.
- Autor del artículo
- Dra. Martha Paola Arellano
- Médico Endocrinóloga
- CMP 36247 / 24251
- Teléfono
- 992 157 215
- Centro de trabajo
- ARSACIS SAC
- Web
- www.carboxiterapia.com.pe
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